Abel Doñate Muñoz

Castellet - Lectura de Marcuse

Introducción

El pensamiento inicial de Marcuse puede englobarse en la gran corriente centro europea de los decenios segundo y tercero del siglo XX junto a Lukács, Benjamin, Mannheim, Honekheimer y Adorno caracterizado por ahondar en las raíces dialécticas del materialismo histórico. Esto les lleva a repensar a través de Marx la filosofía de Hegel. Son autores con gran componente hebraica y mesiánica sobre el pensamiento de tradición racionalista.

En el caso de Marcuse predomina la nostalgia del futuro. Encontramos la utopía en función del punto de vista desde el cual hay que considerar y juzgar el presente. Hoy existe la posibilidad real de una transformación en el entorno técnico y natural que conducirá a nuevas formas individuales y sociales del vivir sobre la tierra. Tenemos en las manos todas las fuerzas intelectuales y materiales necesarias para realizar una sociedad libre. Es posible la enajenación de la pobreza.

Sin embargo no tenemos las ideas suficientemente claras sobre las consecuencias que implicará la eliminación de la miseria, de la pobreza y el trabajo. Significa más una ruptura que una continuación con la historia pasada.

Como Marx se comprometió demasiado con el concepto de la continuidad del progreso el final de la utopía obliga a los marxistas a replantearse la definición de socialismo de libertad y a preguntarse si la teoría del socialismo según Marx pertenece acaso a un estadio, hoy superado en algunos países.

I Los condicionamientos históricos del pensamiento de Marcuse

Nacido en Berlín en 1898. Familia judía. Especialista en Hegel. Influido por Marx y Freud. Abandonó la política en 1919 tras el asesinato de Luxemburgo y Liebneck. Tras el ascenso de Hitler huye a EEUU.

El núcleo de su obra es la reflexión sobre Hegel, Marx y Freud representada por los cuatro libros:

  • Reason and revolution (1941)

  • Eros and civilization (1955)

  • Soviet Marxism (1958)

  • One-Dimensional Man (1964)

La obra que más le influyo en su pensamiento inicial fue Historia y conciencia de clases, de Lukacs. Marcuse desde EEUU y Lukacs desde la URSS se encomendaron el trabajo de revalorizar a Hegel.

II La reflexión sobre Hegel

El pensamiento dialéctioco empieza por la constatación de que el mindo no es libre. Cualquier modo de pensamiento que excluya de su lógica la contradicción encierra una lógica defectuosa. COmprender la realidad significa comprender lo qeu las cosas son, lo cual exige, a la vez, la no-aceptación de su apariencia. "La verdad es el conjunto y el conjunto es falso".

Marx critica a Hegel en nombre de la razón, de una razón dotada de posibilidad correctiva sobre sí misma. Hegel anticipa, casi literalmente, el mensaje del Parsifal de Wagner: "La mano que inflige la herida es también la mano que la cura". El proletariado, en tanto que clase social antagónica de la burguesía, demuestra que la Historia no puede ser expresión de armonía. La existencia del proletariado proporciona un testimonio vivo del hecho de que la verdad no se ha realizado. La historia y la realidad social niegan a la filosofía. La crítica de la sociedad no puede hacerse desde la filosofía, sino que se convierte en objeto de la acción social e histórica.

El objetivo de la filosofía negativa será, pues, descubrir la realidad del drama de la existencia humana, agravado por la necesidad de reconstruir y volver a hallar la libertad en el proceso enajenador de la Historia.

El pensamiento es, constitutivamente, utopía, y de ningún modo un medio para producir, distribuir y divulgar utopías para uso de los consumidores que, en el ámbito de la sociedad actual, requieran soluciones provisionales o se caligiquen a sí mismos como revolucionarios.

La primera forma de manifestación del pensamiento dialéctico tiene que ser forzosamente la de la negación absoluta: protesta contra la no-libertad, rebeldía contra una realidad reificada. La libertad, por lo tanto es, esencialmente negativa por su carácter de negación de aquella negatividad enajenadora y represiva que viene constituida por la positividad del estado existente.

III La reflexión sobre Marx

Marx impregna todos los libros de Marcuse. No es solo un punto de referencia constante, sino el eje sobre el que gira todo el confunto de la especulación. En El marxismo soviético ha contrapuesto Marcuse las teorías de Marx a las realizaciones de la URSS y las criticas a los dirigentes soviéticos que se desprende de este libro nos da la medida de la fidelidad de Marcuse al pensamiento de Marx.

En la sociedad capuralista acrual el hompre se encuentra progresivamente enajenado, se ve obligado a renunciar a la propia personalidad espiritual y tiende cada vez más a quedar reificado, objetivado como mercancía. La sociedad capitalista es negatica porque esta fundada sobre el trabajo enafenador; pero también es positiva porque encierra en sí misma la posibilidad de su negación.

Marcuse no pretende presentarse más que como fiel continuador de las ideas motrices del pensamiento de Marx, al que considera traicionado en parte por los realizadores del marxismo soviético. Marcuse insiste en su obra en un tema que considera central: la aspiración a la felicidad. Acepta a Marx en su totalidad, pero quiere subrayar aquel temario del derecho a la felicidad, muchas veces voluntariamente puesto en olvido.

Violenta al hombre toda realización social que no tenga en cuenta que la riqueza verdadera sólo la proporciona, como decía Marx, el tiempo libre. Entonces, no es ya el tiempo de trabajo, sino el tiempo libre lo que mide la riqueza.

La genialidad política de Lenin y sus limitaciones teóricas consisten en haber establecido los cimientos materiales del edificio socialista sin ninguna pretensión de modificar su concepción teórica.

El marxismo soviético vive de realidades que continúa negando en teoría: el papel desempeñado por los campesinos en la revolución rusa, los cambios estructurales del proletariado occidental, la solidez económica del mundo capitalista y, más tarde, el hecho de que han accedido al socialismo países cuya revolución no se ha hecho desde un sistema de capitalismo avanzado, sino desde un estadio de subdesarrollo absoluto: CHina, Corea, Vietnam, Cuba, etc.

Para Marx y Engels, la ideología es una ilusión (Schein) necesaria resultado de una organización social de la producción que se aparece al hombre como un sistema de leyes y fuerzas independientes objetivas. En tanto que reflejo de la base social real, la ideología participa de la verdad, pero ésta se expresa bajo una forma errónea. Las ideas de la clase dominante se implantan como ideas dominantes y pretenden a una calidez universal. Los últimos reductos ideológicos de protesta (arte, literatura, filosofía) resulten los más perseguidos por lo que tienen de repudiación del orden establecido.

La teoría soviética implica:

  • Negarse a admitir la posibilidad de una transformación explosiva bajo el socialismo establecido.

  • Desaparición de la negación de la negación en el vocabulario dialéctico

En resumen, el marxismo soviético representa el parón de la dialéctica en interés del orden vigente, y la ideología obedecerá al parón del socialismo real.

IV La reflexión sobre Freud

La proposición de Freud según la cual la civilización se basa en la subyugación permanente de los instintos humanos se ha acogido como cosa natural.

La renuncia a la satisfacción y su aplazamiento son las premisas del progreso. La felicidad - decía Freud - no es ningún valor cultural.

Marcuse no está de acuerdo con las conclusiones de Freud y cree que, precisamente, la felicidad es un valor cultural.

V Desde el hombre unidimensional al Estado totalitario

El concepto de hombre que surge de la teoría freñudiana es la acusación más irrefutable contra la civilización occidental. La historia de la humanidad es la historia de la lucha por la conquista de la libertad; Freud dice que la historia del hombre es la historia de sus represiones.

El induviduo existe, como si dijeramos, en dos dimensiones diferentes:

  • El inconsciente regido por el placer y los procesos más primarios.

  • Principio de la realidad, medio natural y humano.

La sustitución del principio del placer por el principio de la realidad es el gran aciontecimiento traumático del hombre. El hombre civilizado no quiere reconocer al propio inconsciente.

Resumimos ahora las características de la sociedad del capitalismo organizado, de donde ha emergido el hombre unidimensional.

  • Bienes y servicios se producen y consumen con una satisfacción creciente.

  • Se mantiene la ilusión de un pluralismo de opiniones que, sin embargo, no toca el fondo de las cuestiones o de los problemas básicos.

  • Tendencia a la integración de las clases sociales a través de la esfera del consumo.

  • La cultura material y la intelectual, las esferas privadas y las públicas, los sentimientosy la razón, la lengua y el pensamiento, se adaptan a las exigencias del aparato y, en la medida dque son exigencias se transforman en neesidades, modalidades de comportamiento y de expresión, aspiraciones de los individuos.

Del hombre unidimensional hemos pasado a la sociedad unidimensional donde todo se integra en el sistema y el sistema lo es todo.

La ciencia, a causa de sus métodos y conceptos, ha realizado el proyecto de un universo donde el dominio sobre la naturaleza ha quedado estrechamente ligado al dominio sobre el hombre. Le mindo tiende a convertierse en la sustancia de una administración tecnocrática total, que envuelve a los propios administradores.

El estado de bienestar no proporciona más libertad, sino que la restringe en tanto que restringe el tiempo libre, la cantidad y calidad de los productos y los servicios. Asistimos a una debilitación de la libertad y de la oposición al sistema, por culpa de un proceso social objetivo donde la producción y la distribución de una cantidad creciente de productos y de servicios crean una actitud, en parte racional, de conformidad con la tecnología.

La unidimensionalidad se provoca desde el poder, a través de la propaganda, de la uniformidad de la enseánza y de la unilateralidad de la información. El resultado es la imposibilidad de conseguir el nivel de libertad necesario a fin de realizarse personalmente.

La unidimensionalidad soviética también nos explica su fácil adaptación a la política de coexistencia con el capitalismo. Tanto la deformación que ha sufrido el socialismo respecto a su idea originaria, como la transformación fundamental que ha experimentado el capitalismo, son explicables, en gran parte, por esta coexistencia.

Uno de los problemas importantes del socialismo de la URSS consiste en el hecho de que se encuentre dependiendo estrechamente de otra gran potencia como EEUU, lo que le hace falsear los ideales del internacionalismo proletario.

La URSS ha impedido el normal y libre desarrollo de muchos pueblos oprimidos. No solo ha permitido la agresión directa, sino que también ha permitido mantener bajo uno u otro extensas áreas geográficas por razones opuestas (más agresivas las americanas, más defensivas las soviéticas), pero con resultados desastrosos para los pueblos. Los dirigentes han olvidado los principios de Marx y Engels de la estructura dialéctica del mundo.

Del stajanovismo al zhdanovismo la movilización de los obreros e intelectuales se ha manifestado en un solo sentido: producir más en una sola dirección. El resultado ha sido la eliminación de la negación y de las contradicciones.

VI De la utopía a la realidad

Conclusión